17/5/10

Té y limón

Puse a hervir el agua y espere hasta oír el sonido del agua bullir. Mientras, saqué la taza, busque la bolsa de té y la metí dentro. Cuando el agua estuvo lista, la vertí en la taza, añadí azúcar y exprimí un limón encima. Tan sólo unas gotas. Ultimamente me quedaba siempre con demasiado limón. Cogí lo que planeaba ser mi desayuno, la taza de té y me lo llevé a la mesa. Allí me senté, y con la letanía de la carretera de fondo, abrí el paquete y extraje una plancha de pan, una lámina de pan también podría llamarse y eche a mi estomago la primera comida desde hacia horas. Cuando termine con esa lámina de pan, sentí la boca reseca y, entonces el té me pareció la bebida mas encantadora que había existido nunca. Rozó caliente mi garganta y humedeció mis labios, con un sabor tan distinto y una temperatura tan diferente a lo último que los había tocado.Aquellas cervezas que había sido suficiente para embotarme los sentidos hasta caer exhausta en la cama y en las garras del sueño. En unas horas en las que deje libre mi verdadero ser, deje escondido el ángel de mi conciencia y deje salir el demonio de mis entrañas
Porque, simplemente, nos encanta. Nos encanta el verbo "pecar", amamos el odio, amamos el amor, amamos el resentimiento y el sufrimiento. Aun que no lo reconocemos, nos llena. Nos llena un interior que nunca ha estado vació, lleno de sangre, hueso, músculo y tripas. Nos llena la conciencia, nos llena la cabeza que ya de por si pesa suficiente con sus kilos de masa cerebral densa, húmeda y blanda. Pero encontramos tan repugnante nuestro interior que nos inventamos "cosas" que nos llenen más, cosas que no tienen forma ni color, haciendo, nosotros solos, nuestra propia mochila de pesas, provocando nuestra propia joroba. Y es que somos imbéciles
Nada de ello existe. No lo queremos saber, no lo queremos reconocer. Por nosotros esta bien seguir engañándonos, seguir amando con locura y seguir odiando hasta la medula. Seguir dañando con nuestros resentimientos y nuestros celos, seguir sufriendo por cosas estúpidas que pierden importancia una semana después.
Porque, reconozcamoslo o no, amamos que haya inventado alguien el verbo "pecar", amamos la culpa que nos produce y amamos aún mas el perdón de los demás. Porque, obviamente, el nuestro no lo necesitamos. Es irrelevante. Es ególatra aquel que se perdona a sí mismo, y se siente bien
El paquete vacío es lo único que queda de mi desayuno. El último mordisco a la lámina de pan se desliza con mi saliva por la gargantea y me dispongo a humedecer mi garganta con el último sorbo de té. Tiro el paquete a la basura y pongo la taza en el fregadero llenos de platos. Cojo el bolso, me pongo una chaqueta, me arreglo el pelo mirándome al espejo. Salgo por la puerta, dejando una silenciosa casa a mis espaldas
Un nuevo día comienza. Un nuevo día para hacer lo que mas nos encanta. Un nuevo día para pecar, sufrir, amar, odiar, recriminar, recelar y si se nos ocurre, algún sentimiento nuevo

Si aquí os halláis...

La bienvenida os doy. Por favor, quitaos la capa de la cordura, arroparos con el manto del desorden y el caos y... sentíos cómodos

Etiam placerat